Mark Webber, Rutina Wesley, Devon Graye, Richard Burgi, Tom Bower, Han Soto, Pruitt Taylor Vince, Ron Perlman, Clyde Jones, Deneen Tyler, Ritchie Montgomery, Brittney Alger, Jon Eyez, Tom Lawson Jr., John McConnell
13 pecados Elliot Brindle es un vendedor brillante y manso ahogado en deudas y desesperado por poder casarse con su amor de toda la vida. Un día recibe una llamada telefónica que le informa de que está en un juego de cámaras ocultas cuyo objetivo es pasar 13 pruebas que le harán ganar 6 millones doscientos mil dólares.
Elliot pasa las primeras dos pruebas despectivamente, cazar la mosca que le está molestando y después comérsela. Cuando miles de dólares aparecen en su cuenta de repente, Elliot decide seguir jugando con el convencimiento de que podrá dejar el juego cuando él quiera con la condición de que perderá el dinero acumulado. Atrapado en los horrores que le ordenan hacer lo espectadores y su propia necesidad de completar el juego, Elliot se verá inmerso en pruebas cada vez más extremas y llegará a un punto de no retorno devastador.
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Mi critica, Si no has visto la original, 13 Sins te parecerá una película muy curiosa y original. Demasiado Saw quizá, pero igualmente entretenida. Si por el contrario vista la maravillosa película original proveniente de Tailandia, no encontrarás en 13 Sins algo que la mejore en absoluto.
Analizándola desde el punto de vista del remake, está bien que coja lo que viene a ser la idea y se aventure a crear sus propios desafíos, que al fin y al cabo son lo que divierte en esta película. Si bien se copian algunos tal cual el 70 % de la cinta es genuina. La mala noticia es que Daniel Stamm no tiene tanta inventiva como vimos en la película original y sus desafíos quedan un poco por debajo, quedándose en lo superficial y no despertando sentimientos diferentes como sí ocurría en 13 Beloved. Supongo que el público occidental no está preparado para degustar según qué platos, ya me entendéis si habéis visto la original…
Pero la película estaría mucho mejor de no ser por sus últimos veinte minutos, que suponen un despropósito monumental en lo que es una orgía de finales y giros inesperados de los cuales, por narices, alguno de los cincuenta que hay te tiene que sorprender. 13 Sins apuesta por un concepto más «global» del juego. Es como si fuera un videojuego para un jugador convertido en un MMORPG, y es ahí donde se pierde toda la perspectiva de la película en comparación con la otra.
En definitiva, aunque es una buena opción queda muy por debajo de la original. Lo cierto es que capta las partes de humor negro soberanamente hasta el punto de que apetecería ver algo así en plan comedia, aunque solo sea en la primera parte.