El implacable Quan (Jackie Chan) es el propietario de un humilde restaurante londinense que vive una vida apacible hasta el momento en que su hija muere en un atentado terrorista llevado a cabo por una facción del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Desesperado, recurre incesantemente a la policía en busca de ayuda y justicia. Será entonces cuando decida tomar el control de la situación para vengar la muerte de su hija. En su búsqueda, Quan recurrirá a Liam Hennessy (Pierce Brosnan), un enigmático funcionario del gobierno británico que en el pasado estuvo involucrado con el IRA. Gracias a las conexiones y posición política de Hennessy, el desesperado Quan podría dar con los nombres de los responsables del atentado. Comenzará así una tortuosa cacería, sin importar cuáles sean las consecuencias.
El neozelandés Martin Campbell (Casino Royale, GoldenEye) dirige este thriller político de acción escrito por David Marconi (La jungla 4.0, Enemigo público) y basado en la novela The Chinaman de Stephen Leather. Sus protagonistas son Jackie Chan (Atrapa a un ladrón, El super canguro) y Pierce Brosnan (Canción de Nueva York, El marido de mi hermana). Completan el reparto Dermot Crowley (Luther), Michael McElhatton (La casa de la esperanza) y Orla Brady (American Odyssey).
El implacable Critica
Me gustaría empezar esta crítica en modo tweet de apreciación sobre la figura de Martin Campbell. Este director neozelandés de setenta y cuatro años de edad, al que podríamos llamar el Ridley Scott kiwi, reinició un par de veces y con excelentes resultados la franquicia de James Bond. Primero con Pierce Brosnan en la festiva y socarrona GoldenEye (Brosnan conduciendo un tanque sin despeinarse) ydespués con Daniel Craig en la contundente y fatalista Casino Royale (esa persecución inicial en Uganda que sigue dando vértigo); dos películas con una formulación visual casi antitética, algo que evidencia la sabiduría y las tablas de Campbell tras las cámaras (es un estudioso de las escenas de acción y de la planificación). Además de sus aventuras con el agente OO7, el realizador kiwi también tiene un par de producciones de culto que piden ser redescubiertas con urgencia: Escape de Absolom, una de aventuras trepidante con Ray Liotta ambientada en una prisión futurista, y Al límite, un neo-noir estilizado con Mel Gibson repartiendo tortas sin preguntas previas. La carrera de Campbell, que tras Casino Royale iba como un tiro, quedó tocada con el traspiés de la simpática Green Lantern (Linterna verde). De hecho, se refugió un lustro en la televisión tras la decepción superheroica, un silencio cinematográfico al que ahora pone fin con El extranjero.
En este run for cover, que diría Hitchcock, Campbell recupera las buenas sensaciones de su cine previo a Green Lantern. Y es que el realizador neozelandés se pone el traje de artesano aplicado para facturar un thriller geopolítico lleno de aristas (el tema que trata es controvertido) y con los efectismos justosque, atención, le vuelve a reunir con Pierce Brosnan (no habían coincidido desde la era Bond). El extranjero juega a dos bandas: re-imagina un Reino Unido con el IRA de vuelta (un twist casi transgresor) y presenta una trama de venganza clásica. Brosnan pone cara a un maquiavélico político irlandés, y Jackie Chan a un inmigrante vietnamita afincado en Londres con ganas de ajustar cuentas tras la muerte de su hija (su única familiar viva después de una trágica huida del país asiático) en un atentado terrorista. Chan que protagoniza un resultón juego del gato y el ratón con el Ejército Republicano Irlandés, parece aquí un trasunto afligido del John Rambo de Acorrolado.
Dejando de lado la patata caliente de revivir el IRA, El extranjero acaba desarrollando una idea afilada e interesantísima que hace unos años vimos en la notable Dheepan: la Europa de la troika no es ni justa, ni segura. El protagonista del filme de Audiard, un soldado tamil, y el personaje de Chan, un ex agente de las fuerzas especiales del vietcong, llegan al viejo continente huyendo de conflictos bélicos y buscando la paz. Pero una vez aquí, tienen que recuperar sus habilidades guerrilleras para sobrevivir e impartir justicia.